Estuvimos en el esperado regreso de Paul McCartney y estas fueron nuestras impresiones.
Estuvimos en el esperado regreso de Paul McCartney y estas fueron nuestras impresiones.
Sesenta años después de que “Can’t buy me love” impactara al mundo bajo esa religión llamada beatlemania, Paul McCartney nos llevó de inmediato a 1964 apenas pisó el escenario del estadio Monumental. Una leyenda, claro, tiene sonidos legendarios para marcar su esperado regreso a Chile.
Acompañado de una dupla de guitarristas de excepción y una trilogía de bronces que llenaron de calidez algunos de sus joyas clásicas, repertorio The Beatles, himnos solistas, Paul McCartney sigue siendo el dueño de las melodías y mantiene intacta toda esa magia creada en Liverpool.
La nueva visita de Macca a Chile fue una terapia de nostalgia, sí, pero armada como una propuesta incansable de su vigencia y vigor.
Paul McCartney jugó con nuestros corazones, durante tres horas, con una batería de sentimientos que explotaron en el júbilo pirotécnico de “Live and let die” y en la realeza de “Hey Jude”.
"I’ve Got a Feeling" cantada a dúo con un John Lennon digitalizado desde las tomas del famoso show en la azotea de Apple Récords, comenzó a bajar el telón de una fiesta que no quería terminar sin antes dedicarle a los asistentes cumpleañeros el mejor “Birthday” de sus vidas.
“The end” cerró la noche con la promesa de un “hasta pronto”. Y, se cumpla o no, lo cierto es que con lo de esta noche es más que suficiente para ser un poco más felices.
Foto por: Andie Borie - @andieborie x DG Medios